Quedamos en encontrarnos
en nuestro bar de casi
todos los días.
Tú, como siempre, impuntual.
Bueno, que pase por alto,
estoy acostumbrado,
pero... hasta cuándo
tendré paciencia...
Hace ya más de una hora
que te espero, y no llegas.
Hoy mi paciencia ha
llegado al récord de ella.
Estuve casi tres horas esperándote,
y no hiciste acto de presencia.
He dejado de tener paciencia.
No he querido hablarte
por teléfono ni enviarte mensaje.
Quise enfrentarme a ti,
y me fui a tu casa.
Me atiende tu madre.
Me hace pasar muy amablemente.
Es admirable esta mujer.
Una fuera de serie.
Ojalá siga siéndolo siempre.
Por ahora muy buen trato,
y hasta sonrisas sinceras.
Me alegro por ella, y por mí.
Me hace sentir cómodo.
Pregunto por ti,
y me contesta que
hacía varias horas saliste,
con destino a la modista.
Yo le respondí: \"Posiblemente
debe estar esperando
que termine de hacerle
la prenda\", irónicamente.
Esta buena señora, captó mis palabras,
en todo el sentido que pude expresar.
Inteligente esta señora,
me agrada sea así.
Justamente acaba de llegar
mi amor.
\"Te habrás hecho hacer una
media docena de prendas, ¿verdad?\"
Me respondiste que la modista
tuvo varias clientas juntas,
y se te hizo muy tarde
para cumplir con nuestra cita.
¿\"Es esa señora que encontramos
hace un par de semanas en el centro?\"
Tu respuesta fue afirmativa.
Tu madre me invitó a cenar,
y yo rechacé la invitación,
argumentando que teníamos
una reunión a las diez de la noche,
con compañeros de la institución.
Ella y tú se pusieron, aparentemente,
muy tristes por mi negativa.
Me despedí con un hasta mañana.
Llegué a casa. Tomo el teléfono,
y hablo con la modista.
Se sorprendió por mi llamado.
Le pregunté por ti,
y me dijo que estaba confundido,
que hoy no tenías que ir a su casa,
sino mañana. Colgué.
Medité, y decidí.
Fui nuevamente hasta su casa.
\"En definitiva, decidí venir a cenar
con ustedes, ¿me aceptan?\"
Aceptaron muy contentas mi vuelta.
Ellas aún no habían terminado
de cenar, así que me acompañaron.
Hicimos una cena no muy conversada.
Pero con ánimo los tres.
Cuando su madre fue a preparar un café...
\"Bueno, bueno, el café que teníamos
que tomar en nuestra cita,
lo hemos de tomar en unos minutos, nomás.
¿había alguna conocida en
la casa de la modista?
¿Y si yo te dijera que tu afirmación
es negativa porque no has ido?
Tienes que ir recién mañana.
¿por qué mentiste, dónde estuviste?\"
Me respondiste un absurdo.
Tu madre llegó con los cafés,
tomamos, conversamos unas palabras,
me levanté.
\"Muy buena cena, señora,
buena velada, buen café...\"
Miré a mi novia, ella bajó la mirada.
\"Hoy no me mientas, querida,
intuyo qué es lo que ha sucedido,
y estoy seguro no equivocarme.
Mañana hemos de conversar
más al respecto. Mañana te aseguro
que no has de mentirme, como hoy. CONTINUARA
Hasta mañana. Buenas noches.\" Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 18/06/2013)