SER PADRE
He aquí la corona de la vida
la cima del amor compartido
con otro ser que mis angustias siente,
que se unió a mí sin condiciones.
Es sentirse coautor con Dios
y con natura irradiar otra existencia
que paralela a la nuestra crezca
e impulsarla por los senderos de la vida.
Es verse reflejadas como en un lago
de caprichosas hondas los semblantes
unidos por la mano omnipotente
del Creador en toda su sapiencia.
Es contemplar el universo iluminado
por el sol o tachonado de luceros
cuando en las noches me desvelo
junto a una pequeña cuna adormecido.
Es ver como nacen y se forman los capullos
abren sus pétalos y exhalan sus perfumes
esas hermosas flores que en el impulso
del más puro y santo amor creamos.
Es ofrendar la vida, hacer que arda,
al espacio suba como humo impoluto
y luego en bienhechor rocío se desprenda
sobre el tímido florecer de los jardines.
Pilar y meta del mutuo amor humano
que henchido del rayo de la luz Divina
produce un fruto sacrosanto y puro
en un hogar enaltecido por su aliento.
Esto es amigos míos ¡SER PADRE !
Bogotá, Junio de 1977