ríe en el pañuelo
llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú
Alejandra Pizarnik
mientras bach se desgrana/desangra en esta máquina
leo tus versos
y me desgarro sola
porque alguien como tú
pudo decir alguna vez
lo que siento en este minuto desolado
alejandra
nombre de niña genio
solitaria como la yo chiquitita
que se contaba cuentos para dormir
nombre de conquistador que perdió el tino
y ni siquiera pudo conquistarse a sí misma
sé de lo que hablas
conozco esas heridas que nada cierra
nunca
los libros de autoayuda dirán
que solamente es cuestión de cambiar el enfoque
y que es un secreto a voces
que una no obtiene más que lo que desea
que se autoboicotea
y por eso las cosas salen mal
pero tú sabes
que a veces la felicidad
tan solo anida en el fondo de un tubo de pastillas
porque después ya nada dolerá
yo no me puedo ir
como tú
me tengo que quedar
y mirar cómo atardece sobre las ruinas de mi esperanza
y cómo se ha ido marchitando poco a poco
la cucarda amarilla de mi jardín
yo no me puedo ir
porque otros amores me atan a la vida
y siento mil latidos pendiendo de los míos
y sin embargo
como diría alguien
te acompaño en el sentimiento
te sobrevivo
porque sé de lo que hablas
y siento cómo pudo latir tu corazón
entre los velos de esa terrible condena
que es la soledad sin alas
tan niña
como todas las que optaron por seguir el camino de la sombra
tan desamparada
como todas las que se abrieron las venas
mucho antes de seguir el llamado de la muerte
tan desgarradoramente valiente
como para sacarle la lengua al sufrimiento
tan vieja
como quien ha arrastrado durante siglos
el alma rota
por senderos de espinas y desiertos
somos iguales
no cabe duda
río en el pañuelo
lloro a carcajadas
y siempre cierro las puertas de mi rostro
para que nadie diga
que sigo siendo por los siglos de los siglos
esta mujer
inútilmente enamorada