Las viejas calles de la ciudad
Conocen mis pasos y mis silencios;
Trazan las siluetas que ya no soy,
Y beben el vino que un día acompañó
Algún olvidado verso.
Bosquejan las horas ciertas
Que nunca vieron mi rostro,
El apagado candil del recuerdo,
La profunda soledad,
El desierto que emborrono.
Laberintos de niños,
Puertas secretas del amor,
Sendas hacia un lejano destino
Que junte tristeza y canción.