Evapora la sangre
de tu pútrida armadura,
lápida el llanto que tiembla,
ahógate en mis ruegos,
finge que no entiendes mi lengua.
Pigmenta tus labios
con caricias del Sol.
Toma mi mano y cázame.
Susúrrale mi muerte al gatillo,
desmenuza mi vida,
aprópiate de mi último suspiro.
Ahora, que es preciso.