I
Sucede que los veranos pasan ligeros,
pasivos y silenciosos,
en la inconsciencia de su existencia,
y la tierra densa
forja caminos extraños
colmados de maraña.
II
En los vientos
que son de playa y mar,
sucumben las corrientes
que bañan las montañas,
Mientras los veranos pasan silencioso,
la arena que de tierra y océano es
tiembla en su desidia
por ser coral y agua.
III
Pronto crecen las ramas
y trepan en la profundidad
eterna del cielo,
como si en lo alto se encumbrara
toda la plaga de nieve y sol,
ajena a los suspiros de los bosques.
IV
Así son los veranos,
eternos distantes,
sus rayos de polen y miel,
son ligeros como la roca de volcán.
Poco a poco,
mientras la sal de las olas
arrastra agua de coral
los veranos se van consumiendo.