Estoy escribiendo con lágrimas en mis ojos
con los pensamientos que se alocan en mi mente,
con tu recuerdo que corroe por mis venas
haciendo salir a gritos mis sentimientos.
¡Cómo no te voy a amar!
Si estás aquí, dentro, carcomiendo.
Estás desgarrando en pedazos
a mi corazón que gime por ti
y que no logra apartar este sufrimiento.
¡Cómo no voy a atesorar tu recuerdo!
Si estas en todo presente.
Esa enredadera que planté
cuando en mi ciudad ya se acercaba el invierno.
Hoy amaneció con dos bellas flores,
blancas y puras como mi espera,
trepa y trepa en el muro
como mi amor día a día sigue creciendo.
¡Cómo no te voy a extrañar!
Si eres el dueño de mi ser
el que arma el caos en mis noches
cuando no te tengo,
si despiertas en mi cada amanecer,
si tus ojos me miran plantados en el universo
y eres el centro de lo que voy viviendo.
¡Cómo no te voy a amar!
Si eres la luz, lo divino, lo eterno
y debo confidenciarme con el silencio,
para que no me llamen loca
por estar de esta forma queriendo,
como una Penélope que teje y teje
sus ilusiones que te las lleva el viento
y que cuando toma la pluma,
en cada poema, en cada verso
a ti te va describiendo.
¡Cómo no voy a amarte!
Dulce amor lejano, ausente, mío,
te seguiré esperando, siempre,
aunque me envuelva el olvido,
se me deshojen los años, florezca mi cabello,
mi piel se agriete y tiemblen mis manos,
aunque mis ojos se cierren y exhale mi último aliento
amor, yo te juro, te seguiré amando,
eternamente, por siempre.
Liel