Siempre estaba de perfil
el viejo pirata solitario
enamorado de la luna.
Navegaba triste en su bajel
que tenia la panza de roble
y las velas de papel.
Estaba solo...
el era cocinero y timonel
manejaba los mapas y los vientos
y con una escoba de peces
barría la cubierta cien veces.
Tenia una barba desgreñada
un ojo de diamante
y el otro de esmeralda
un garfio con la punta afilada
en la cintura una espada
y la pata de madera colorada.
Una sirena lo llamó
con su canto claro
y quedando de ella prendado
su amor por la luna
fue olvidado.
Sabiendo de la canción malvada
deslizó la luna sus brazos de plata
hasta la roca despiadada
y burlando a la sirena
devolvió a su barco al pirata.
Le regaló velas de seda fina
para que cambiara las de papel
y una alfombra de persia
para que adornara su bajel.
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