Porque recogí las flores mas bellas para adornarte,
y las vi desfallecer en mis manos.
Tal vez por no expresarme temprano
Tal vez por fingir hastío, por mi poco brío al cruzarte.
Porque la quietud de mi voz es mi peor andrajo,
mi enemigo, castigo y enfermedad.
Un buque sin curso ni identidad,
en periplos de soledad inmuta, navega a destajo.
Porque bajo la mirada, pero elevo el pensamiento
asesino de mi ser, también el único testigo.
Este será el ultimo verso que te escribo…
Será el ultimo que se lleve el viento…