El humo cubrió alrededor como la niebla al bosque, abrí los ojos pensando en tu silueta, buscando tu sonrisa entre los juncos, diluyendo la esporádica inocencia que tienes, en la hierba mojada de tu piel.
El viento que yacía inerte como queriendo ver la esencia de tu alma, empujo mis ganas de caer hipnotizada por tus labios de fuego.
La maleza me rozaba, mientras se abría paso conduciéndome al sendero de tus piernas. Me arrodille intentando llegar delicadamente hasta el misterio que guarda tu vientre.
Tome tus caderas entre mis manos, al igual que la tierra abraza a las semillas y puse mi lengua en lo húmedo y salado, en la gloria y la decadencia, en lo místico y desconocido de tu ser.
Levante la mirada contemplando la magnitud de tu entrega.
Cuando tu energía alcanzo mi esencia , desperté mientras el humo se llevaba los restos etéreos de aquella visión nacida bajo lo árido y profundo de mis deseos, mas yo sé que fue real porque aun guardo el sabor húmedo de tu cuerpo en mis labios.