Llora el cielo ahora, llora...
Su llanto a las altivas hiedras bendice...
Desgaja lágrimas en cadenas negras
que van bordando negros tapices.
Y aquí en mi alma,
plena de pasión dormida,
lloran las tristezas por tu larga ausencia.
A mi alrededor solo tonos grises
y se asoma a lo lejos frente a mis ojos
un horizonte largo, infinito y triste...
Es una acuarela carente de matices
y me pregunto si detrás de él,
la vida existe.
Lloran en mi alma nostalgias tan tristes.
Taciturna mi mirada,
en mis labios la palabra quebrada
y en mis manos la soledad
pinta cicatrices.
Mi corazón reclama latiendo a pausas,
antes que el día en el agonice.
Lloran en mi memoria recuerdos tristes.
Nadie me ve, nadie me palpa,
el invierno llega pronto
a mis cabellos grises
y de mi piel lozana,
la juventud se marcha en otras directrices.
La aurora en mi frente ya no existe.
Lloran en mis labios susurros tristes.
Se aloja la noche en mis raíces
y mi cuerpo ardiente tiembla,
queriendo retener
la última caricia, que de ti aun existe.
Ah, la hora de partir ... mi hora se retrasa,
el tiempo se detiene,
esperando en vano que tú te realices.
Gime, llora el enlutado cielo,
llora ahora y yace en mi alma triste,
antes que tu presencia,
en el horizonte lejano, yo visualice.
Liel