Murialdo Chicaiza

A MI HIJO

                                                                                                 Para Aldo

 

Me iré no se cómo ni cuándo

mas mi rasgo, estas palabras,

se mantendrán en el tiempo

quizás las leas, una tarde fría

después de no sé  cuántos años.

 

Y me recordarás como se recuerda

las imágenes borrosas

como cuando palpas sentimientos.

Seré apenas un fantasma, una idea,

irremediablemente me sobrevivirán

algunos objetos intrascendentes:

los libros que alcancé a beber

los habitáculos pequeños

donde creí haber vivido

las paredes con extrañas grietas

los árboles que aún quedan.

 

Porque cualquier día, cualquier hora,

podría quebrarme hasta la muerte

a esa ribera tan vívida y firme

y te perderé como se pierden

los sueños que deseamos que no acaben

y me perderás e intentarás buscarme

como se buscan pupilas en la noche

 el calor en una fría tormenta

hogueras de bruma en el silencio

claridades amortajadas

ilusorias lunas al medio día.

 

Mientras tanto eres mío

y casi no me perteneces

soy apenas un gen egoísta

tú, puente carnal hacia el tiempo

y quiero desheredarte mis ruinas

 te dejo solo un nombre

como si fuera poco o nada.

 

Recuérdame, que solo tu recuerdo

me llevará a tu lado

niño entrañable

hombre que ahora me lees

porque ya no estoy contigo

se habrán cumplido los plazos.