En los desleídos ocasos otoñales
las brácteas han pulverizado
momentos de adioses en huída
memorias de etéreos cuadros
tintes de volátiles pigmentos
tatúan en algún recóndito agujero,
rupestres óleos en cuevas furtivas.
Un éxodo a maravillosos puertos
aflorando del ánima insólitos movimientos
fascinantes odiseas de sorpresas prohibidas
delicias impensadas... por demás, masivas...
Mas, suficiente siempre es suficiente
cuando la arcilla no cultiva sus simientes
agotadas van las gotas, venas del alma
deshidratado pulso... y en su surco... zanja.
Y al morir así, reviven los muertos
aullando en sus lápidas privados lamentos
epitafio perenne, indeleble tinta
en el alma su huella imprimió mil cuartillas...
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce