Beber café, sobre sus dedos, Dios,
el matiné por un Orión dormido,
mi ser despierta con un blanco aroma
del infinito.
Dios, el periódico rebosa pura
admiración, a aquel bélico don
suyo; personas sin rumbo, le alaban,
¿No debería responder con gracias?
Dios, el café se derramó entre mi alma,
se lo suplico, no resuelva el crimen
usando a escudo a las palabras.
Beber café, sobre sus dedos, Dios,
yo preferí usar simples tazas.