ivan semilla

VERGÜENZA

Era solo una sombra,

apenas una sombra.

Un saquito de huesos

con dos ojitos negros

que hacía que la angustia

tuviera propaganda.


 

No sé si era de Kenya,

de Zaire o de Uganda,

solo le vi sonrisas tan bellas y compactas

que toda mi vergüenza

saltó como en el aire

sintiéndome tan necio,

hipócrita,

cobarde,

de ver como la risa se asocia con el hambre,

sin que yo haga nada.

Y el mundo no se alarme.