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En medio de un huracán de pensamientos,
de esos con pase especial a los recuerdos,
volví a sentarme en esos valiosos asientos,
dónde aprendía de normas y de acuerdos.
Pero, qué fácil se hace cuando se estudia la teoría,
se cree que se aprende por las buenas calificaciones
y somos felices y hasta los logros entonan su melodía,
ésa que nos alimenta el alma y eleva las pasiones…
Cuando en ese viaje que damos por la vida
y llevamos a la práctica todo lo “aprendido”,
ésta nos sitúa de inmediato, por lo acontecida
y nos muestra que no todo está adquirido.
Empezamos a darnos cuenta que no sabemos nada,
que lo estudiado simplemente es como un “amanecer”
…aprendemos viviendo y muchas veces a bofetada,
porque la vida nos propone situaciones para resolver…
Porque a veces ella nos empuja contra la pared
y nos dice “resuelve” tienes y debes “resolver”
aunque los sentimientos se envuelvan en una red
y el huracán de pensamientos no te dejen ver.
Y es que nadie me enseñó a ser hija
…nadie puede enseñarlo, sí, la vida…
ser buen padre o madre no tiene receta fija
dos roles sin fórmula concreta en la vida.
A veces sentimos que obramos correcto,
cuando se toman ciertas decisiones
que van ceñidas de la mano perfecto,
el camino se ve sin equivocaciones.
Pero, hay encontrados sentimientos
que agitan fuertemente las emociones,
…decisiones en medio de los vientos,
ésas que afectan vidas y desatan ciclones…
Pero, díganme ustedes a quien le enseñan
que la muerte y la vida son caras de igual moneda,
sólo se aprende cuando a alguien le desgreñan
al decirle: “tienes tanto tiempo de vida”
Y es que la vida en su momento se pronuncia:
“tienes tanto tiempo para” y debes “resolver”
en un vendaval de pensamientos te anuncia:
un sentimiento, una emoción y un “no volver a ser”.
Hija del Sol
Junio, 21 - 2013
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