Una llamada a la emergencia en medio de la madrugada. Un viejo amigo, no se sintió bien y se asustó no quiso despertar a su señora y Carmen subió con los paramédicos.Le dijeron que se golpeó que no es que le haya saltado la vena. Carmen lo acompaña, conversando y se va tranquilizando. Es que prendieron todos los calefactores y saltó la térmica y en la oscuridad se golpeó con la punta de la cama. El hombre hacía dos semanas había salido de una operación importante. Y la amiga que se había dormido una siesta larga estaba en la recepción y tampoco se iba a dormir sabiendo que su amigo no se sentía bien. Esta es de la idea de que no le gustaría llegar a vieja si no es que valiéndose por sí sola. ¿Para qué?- se pregunta no, no tiene sentido....Mas quedó muy tranquila cuando su buen amigo de ochenta y ocho años entrecierra los ojos durante la conversación. Poco a poco hablando de lindos recuerdos, se fue relajando. Claro la conoce de cuando era jovencita, muchas horas de playa, bajo la sombrilla, su hija, cuando pequeña adoraba y admiraba a su señora, que siempre lucía un sombrero diferente, aún sigue siendo muy coqueta. Son dos almas que se mantienen juntas desde hace mucho tiempo, cosa que Carmen debe aprender, de ser más tolerante, no siempre puede, sin embargo sigue tratando de ejercitarse viendo a la gente que va llegando a su vida, no debe ser casualidad.