Víctor Callirgos

¿Y Esto?

He girado el timón de mi nave

porque así lo dicta el corazón,

aunque no lo entienda la razón

hube hacerlo ¡temporal suave!

 

Si la delicia ante mis ojos

¡día soleado y viento a favor!

tratándose del mar de amor,

es cuidarnos del cielo enojos.

 

Por ello, sin mayor esfuerzo

de la mente mi corazón

dijo ahora le giro al cierzo.

 

Y sin más, orientó el timón,

en indecisiones jamás inmerso,

al caro mundo de su ilusión.