Ustedes limpian con cariño sus pistolas...
Ustedes no se sujetan la manos.
-Mejor dicho- ustedes no se sujetan los cerebros.
Es por eso que este charco de agua sucia
les ahoga como a cadáveres en descomposición.
Sé que está usted cansado...
Sé que es usted pez fuera de agua...
No voy a hablarle de Dios.
Solo mire,
bajo sus pies descalzos,
el charco de sangre tiene un brillo especial,
como la luz roja de un nuevo amanecer...
No voy a hablarle de Dios.
Solo mire,
en la lejanía de la niebla,
un saxofonista loco ha improvisado
una noche con luna para usted...
Sé que está usted cansado...
Sé que quiere usted un cigarrillo ahora...
Pero sé también que hubo un día
en el que usted se esforzaba
por comprender las cenizas de todo.