Adopté una flor,
no era roja, ni aromática,
era muerta y sin palabras,
era una flor marchita,
que sin agua, en mi jardín se escondía.
El alrededor se burla,
de su sequía,
aunque ami no me importa,
yo le sacrifico agua, aunque esconda la vida.
Lo raro es que vuela
como si fuese un ave encubierta,
con sus pétalos grises
y su sentido, que orienta.
Los amores de la existencia
los discute con su pasado
e insinúa miedo sobre la misma,
que en cenizas de espinas ha dejado.
Todos los derechos reservados,2009©BryanGómez