Es grande nuestra falta grande el daño,
es tanta la inconsciencia que tenemos,
que somos unos ciegos aunque vemos,
presos en el error llenos de engaño.
Creyéndonos ser oro siendo estaño,
temiendo la caída igual caemos,
llegamos de repente a tal extremo,
de no pertenecer a tu rebaño.
Señor, a la ventura no esperamos,
la fe que nos revela tu figura,
abre nuestros ojos para que veamos
Y entendamos que una cosa es segura,
que solo en tu nombre nos salvamos,
que sólo quién te ama es quien perdura.