Ejemplar mi buen amigo
que habita en el vientre de la soledad
allá abajo entre la maleza
que vio parir al sol sus rayos.
Y despertó cual nube rosada
como las nubes del amanecer,
devorando a tientas la mañana
que no era mas que su primer día.
Pero trajo consigo un amuleto frío
lo que en mi tierra llaman pasado
entre sus pestañas lo lleva calado
entre sus vísceras le tiembla la voz.
A ese ejemplar amigo
le escucho los mas tristes consejos
desde morir templado y sonriente
a caminar desnudo entre la ortiga.
Entonces la lluvia lo lleva de vuelta
a un comejen de noticias arrugadas
y como ya casi nada le duele
llora lo necesario para morir de lágrima.
En su espalda el dolor es fatuo
lleva plomos en cada talón
pero como sonreír es siempre bonito
con el cielo se limpia la frente.
Lo libera un susto ciego
y tan mudo como la voz del tiempo
su barba que es edad y argumento
ya está larga y nacarada.
Por fin muere ese buen amigo
el mío, el tuyo, el de nadie
que cuando la noche cae cobarde
revive al sol mi celestino.
Blas Roa