Hoy es un día nublado,
ha estado lloviendo,
las calles se han anegado,
todos van apresurados
y algunos hasta van corriendo.
La prisa del momento
los tiene enajenados.
Es muy escaso el tiempo,
ya no hay ningún encuentro.
Suben y bajan en las estaciones
para llegar a su destino,
a veces hasta a empujones
van abriéndose camino.
Cada uno en sí mora,
“Ni me miras ni te miro
mientras siga yo enchufado
con mi audífono al oído”.
Es un día de ajetreo
como cualquiera en la gran urbe
viviendo en el desapego
donde la indiferencia
se ha hecho costumbre.