Calla y escucha al viento que al pasar
como un triste lamento solitario
rozando la pared del campanario
lanzaa al aire su canto sin parar.
Calla y escucha a las aves
en las copas de los árboles
con su multitudinaria sinfonía
retirándose al finalizar el día.
Calla y escucha el agua, que en cascada,
desciende desde el monte caprichosa,
se esconde y aparece rumorosa
y al río va a parar enloquecida.
Calla y escucha el eco de tu voz
repitiendo una a una las palabras
cuando lloras, cuando rezas o cantas,
cuando los labios debieran sellarlas
porque siempre te acompaña.
Calla y escucha a la naturaleza
en cada mensaje que nos manda,
como madre sus derechos reclama,
no podemos ni debemos ignorarla.
Calla y escucha al mendigo
cuando te tiende su mano,
es un indigente ser humano
que necesita atención y cariño.
Porque escuchando se aprende
sin necesidad de abrir un libro,
te enriqueces de lo humilde
y te ennobleces a ti mismo.
Fina