Una lagrima surca el rostro el poeta,
al oír el tango argentino,
y recordar a su padre ya ido,
y en especial a un tiempo de letras.
Argentina, lunfardo, bandoneón,
guitarra criolla, y un Zorzal
que en Medellín no tuvo final,
porque vive en esta copa.
Salud, Gardel,salud maestro,
hoy 24, y siempre.