Ha llegado el anuncio
de un centenar de aves heridas
y siento que no me gusta
el mirar vacío de mi ventana.
Ha llegado a mis oídos el anuncio
de golondrinas viajeras
que han renunciado a sus alas
llevan en sus picos un laurel ajeno.
Nos ha llegado el anuncio
de que no debemos creer en nadie
de que hay niños que venden
mentiras bajo sus delgados brazos.
Nos ha llegado el anuncio y la sangre
de muchas palomas heridas
estas huyen de las fronteras
hacia un granero vacío y olvidado.