Martes 21 de mayo de 2013
10:51 a.m
Hoy, en esta mañana se me hace preciso escribirte algo transcendental, versos llenos de recuerdo y lluvia:
Llueve…
En esta extraña mañana de mayo, la lluvia ha llegado a esta deplorable ciudad,
Creando olor a tierra y asfalto mojados y regados a lo largo de las calles grises.
Yo aquí estoy en casa, solo, recordándote, pensando si allá en tu tierra lejana,
También está lloviendo sobre las calles de tierra cubiertas por polvo añorable de antaño.
El cielo parece una gran sabana gris la cual parece tener ojos y llorar en este día,
Las gotas son suaves, caen sobre los arboles de mi jardín, sobre mi techo y mi corazón también.
La gente camina sobre los andenes desolados como vagabundos sin ningún rumbo,
Yo quisiera salir, caminar lejos, ir hasta donde tu estas y decirte lo mucho que te extraño.
Los pájaros se han escondido en sus verdes guaridas, los miro y parecen querer decirme algo,
Sus tonadas matinales ya no suenan más, quizá porque tienen humedad hasta en sus melodías.
Suavemente un recuerdo del día pasado se desliza por la conciencia de mi memoria,
Eres tú, tus ojos, tus manos, tu rostro, tu risa, están tan vivos en mi mente que creo tenerte aquí.
La casa es una prisión aburrida llena de seres oscuros jamás visto por mi antes,
Mis ojos están tan fríos como la lluvia que sigue cayendo mientras aun sigo escribiéndote.
Mi mente es una chimenea ardiendo, tratando de calentar mí helado corazón en este mayo,
Tratando de crear con tu recuerdo, con tus momentos, una sonrisa satisfactoria en mi boca.
Ya no llueve, ahora parece que algún rio celestial se ha desbordado sobre la ciudad,
Es difícil escuchar algo más que las grandes gotas impactando sobre el suelo de mi sala.
Ahora cuando el silencio lo presente estrepitosamente la lluvia, me doy cuenta que tengo,
Un compañero a la par, tu recuerdo el cual habla incesantemente en mi mente.
Hoy me he dado cuenta en mi corazón y en mi vida, que tu significado es difícil de explicar,
Aquí en mis sentimientos estas arraigada, has echado raíces, has establecido una casa.
Llueve sobre un San Salvador inolvidable, una ciudad llena de momentos estacionados,
O mejor diría yo, solamente un momento estacionado del día pasado de ayer entre tú y yo.