Liel

No intentes marcharte.

 

 

Amado mío, distante y ausente…

Ven a mi lado,

siéntate junto a mí

y veamos como vuelan las aves,

hacia el lejano poniente.

 

Atravesarán los mares

con espíritu insolente

para anidar en tierras

que solo ellas saben.

 

 Sé que no estás… en presencia,

pero te siento conmigo,

en este instante

que reinas en mis pensamientos,

que como un imán te traen.

 

Cuando  el viento del sur

se hace en mi espacio presente,

jugando a tocarme,

eres tú que vienes y vas

 para besarme.

 

Ay amado mío,

¡Si tú no te has marchado!

Estás en mi pecho latente,

eres el aliento que me da la existencia,

la vida en mi sangre.

 

Eres la luz de mi noche,

el oro del cielo

en la tarde que cae

y en la flor que se abre.

 

Amado mío, ausente y distante…

Por qué cuándo no estás…

te siento tocarme

y el amor se me agolpa

en mis alma y en mi carne.

 

Es tuya mi risa

y mi mirada constante.

Mi romanza es tuya

como el canto del aire

que viene y va

a tu pecho vibrante

 

Amado mío, ausente y distante…

ven a mi lado,

siéntate junto a mí

y no intentes marcharte.

 

 

Liel