Víctor Callirgos

Finalmente, alguien me querrá

 

No importa si todo está así;

finalmente alguien me querrá;

el viento se arremolina

y se yergue poderoso

sobre el desierto

que a veces tenue besa el polvo

sediento por la lujuria del sol.

Yo estoy aquí, observando

indolente; a veces, midiendo distancias,

hallando hitos dentro de mí;

admirando como ha crecido

la mala hierba en el horizonte;

humano horizonte, nido de sierpes

voraces que se devoran ofuscadas;

vanidades capitales de su ilusión.

 

Finalmente alguien me querrá;

yo estaré ausente buscándole,

precisamente,

tratando en las riberas de los arroyos

hallar la fuente de la verdad.

Estaré, tal vez, transido, amante,

o quién sabe si erradamente

extendida la mano reciba

de aquellas el veneno mortal.