Me adentré en tu dulce laberinto de amor,
cautiva del fulgor eterno de tu mirada;
penetré lentamente en tu hermosa prisión,
esclava de la ternura de tus palabras.
Me oculté entre sus altos muros de marfil,
entre sueños de amar, ilusión y esperanza
y me perdí en un bosque de dulzura sin fin
creyendo encontrar en ti la felicidad soñada.
. Me adentré en tu ardiente laberinto de amor,
esclava de la juventud y del vigor de tu cuerpo;
y dancé al ritmo que marcaba tu joven corazón
enredada en tu espiral de infinita pasión y deseo.
Me enganché en las zarzas y espinas de tu jardín,
prisionera de tus juegos prohibidos y secretos
y me perdí en un abismo de lujuria sin fin
queriendo saciar, en ti, mis fervientes anhelos.
Me adentré en tu cruel laberinto de amor,
víctima del final de mis fantasias prohibidas;
caminé con el corazón desangrándose en su dolor,
sintiendo como se rasgaba lentamente mi vida.
Me perdí en el abismo donde acaba cualquier ilusión,
rescatando al borde del precipio trocitos de mis sueños
y en su vacio eterno arrojé cada resquicio de mi amor,
dejándote, entre las sombras, retales de mi recuerdo.
Adoración Medina
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