Soy culpable de quererte
hasta las entrañas.
De no haberte dicho “lo siento”,
en el momento oportuno.
Soy culpable de colgarme de tu nube,
de quererte con toda el alma ,
de sentir calma si estás a mi lado,
de estar desesperado si me faltas.
Soy culpable de perderte
de no entenderte,
de no hablar tu idioma,
de creerme el axioma
del amor eterno.
Soy culpable
con premeditación y alevosía.
De día, pago penitencia,
de noche lloro
por quererte todavía.
Soy culpable.
Condéname a muerte,
por ser culpable de quererte.