¡Padre Nuestro! ¡Señor de Señores! ¡Rey de Reyes! ¡Luz Infinita! ¡Hacedor Sublime! ¡Divina Fuente! ¡Dador de Vida! ¡Profundo Amor Supremamente Consciente! ¡Yo soy el que soy! Mi Rey, Gloria mía, permite que mi voz que es tu voz publique tus palabras que son mis palabras, aquellas que fluyen por la puerta bendita del purísimo amor llevando tu aliento, limpiando el camino para abrir en todos los seres la puerta sagrada del corazón.
Estoy aquí, ardiendo en mí tu palabra sagrada en el ara santísima del corazón, arde; estoy aquí señalando el camino de la adoración; estoy aquí estableciendo Ahora el contacto divino y la comunión; pues, el tiempo llegó y cada uno cumplirá su rol. Se llama a todos, se pide por todos, se ora por todos, mas no es para todos la comunión.
No optéis la intransigencia, percibid la manifestación de las energías; mas, confiad, yo tengo el control. Sea yo la paz de vuestro corazón. Confiad, plenamente y proseguid vuestra labor solar. No estáis solos. Estoy en la cósmica nave del tiempo sosteniendo y guiando el timón.
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos, hazte un nido en mi corazón! Abre mis ojos para lograr verte en los ojos de mis semejantes y en los ojos de tu creación. Abre mi mente para adorarte infinitamente desde lo más próximo en mí hasta lo más arcano en ti.
Os diré que nunca callé; yo que hice la boca, siempre hablé; yo que hice el oído, siempre escuché; yo que soy el amor, siempre os amé; yo que hice los brazos, siempre os abracé. Despertad de vuestro sueño para que os redima y alumbre la luz crística que sois y permanezcáis verdaderamente en mí. Yo, el Amor, os amo.