Me sabe a miel tu mirada
y tu risa, a poesía.
Me sabe a gracia tu piel
y tu mano, a caricia.
Me sabe a cielo tu voz
y a música, cuando respiras.
Me sabe a paz tu rostro
cuando descansas, dormida.
Me sabe a pan tu ternura
cuando la tarde termina.
Me sabe a canto tu entrega
y tu amor, a primavera.
Y tu silencio a dolor
cuando callas, en espera.
Me sabe a fuego tu alma
porque amas, toda entera.
A Cecilia