Bernardo Bosquez Minjares

la batalla.


 

Deseo de lo prohibido, abordas mi cama al anochecer y no siempre con las mejores intenciones, entregas mi mente a los deseos que son más fluidos durante la noche. Deseos no solo de lo que se sabe, sino de lo que se piensa.  Imaginacion, tus limites son igual a infinito cuando se trata de ella.

A mitad de la noche despierto entre sueños, lo primero que se escucha es la lluvia sonando contra la ventana, mi cuerpo yace con caricias de lo desconocido, sueños carnales de eterna pasión que nunca se apaga, como el fuego de la hoguera que ah de arder eternamente, así a mitad de la noche despiertas mis instintos mas salvajes y atrevidos, no puedo parar de imaginar lo deseado por el pensamiento, besas mi piel suavemente y vas dejando una estela finísima de lujuria en mi piel, no puedo defenderme de tus embates de pasión, ya sin defensa alguna sedo a la batalla carnal, dejando en el camino varios caídos, este es solo el comienzo de lo que después se convertirá en tierra de nadie, y una vez mas pierdo la batalla contra el deseo. Reina de la lujuria acabas con mis fuerzas para luchar, y una vez más me dejas sin fuerza alguna para continuar.
A la mañana siguiente solo se pueden contar los caídos de lo que dejó la batalla, los estragos son notables, en el campo de batalla, yacen los abatidos por la estruendosa lucha que se libro ahí.
Despierto y contabilizo las bajas dejadas por los besos, caricias y el acto suscitado ahí anoche.

¡Y eh ahí tu cuerpo desnudo sobre mi cama, entrecubierta por sabanas de seda!

 Te juro que después de tremenda batalla

‘‘Es el cuadro mas hermoso digno de pintarse’’