Km 15
Mi corazón late
le ruego que pulse
le exijo que bombee palabras
que han de pasar por
los ojales de los cordones.
Km 16
Líneas articuladas.
Espejos a pasos firmes.
Ríen, lloran las pieles
ajenas a sí mismas.
Algunos transportan almas
otros corren en busca de ella.
Km 17
La verdad rigurosa
el entrenamiento también.
Cuerpos relevan lo hondo del ser
Un sorbo de agua y más…
La reina a la intemperie.
El frio es tentador.
La ciudad daliniana
relojes derritiéndose
en muñecas de carnes.
Listones verticales aplauden
el paso de los corredores.
Por encima de los hombros
por encimas las viseras.
Km 18
Hombres de espaldas verticales.
El silencio primordial las manos en posición ok.
Después de todo la superficie se enciende.
Aves dicen que son horas
doradas las agujas demarcan el tiempo.
Las manos en posición ok
aquí va otra serie más de velocidad.
Km 19
Al alba la razón
se sorprende de los colores
que nacen y mueren.
Se da que la intemperie
opone su violencia.
Una masa tan real de inexactitudes.
Cabalgamos nuestras propias almas.
Usamos palabras como espuelas
la memoria empuja al kilometraje.
Piel antigua quien
narra corre con ellos.
El silencio hace al sentido.
El frio navega en láminas de cristal.
Soy tan frágil y callo.
Km 20
Mis huecos, ojos huecos
el sonido de palabras.
La conciencia maniatada a
destiempo de la medianoche.
Es tiempo de parpadear
y dejar que corran las nubes
en el murmullo de la palabras.
Siluetas de marionetas
el papel las tijeras
en el hueco de mis ojos.
Las hojas en la tierra
el agua trasvasa blanda
tanteando la eternidad.
Km 21
Encolumnados los postes de luz
el perfume a tierra mojada.
Frio… mis mejillas sobreviven.
Inevitablemente dejo huellas intangibles
en busca de un presagio escondido
en la publicidad de los colectivos timados.
Precede el amor inevitablemente intangible.
La sombra acanalada
detrás de las huellas dobladas.
Km 22
Voy en busca de los años que restan.
El sonido masticable.
La lengua devana saliva.
Se contraen convulsivas
las revelaciones y mis arrugas.
Hombres mujeres detrás de
las vallas no me distraen.
Soy polvo verde al sol.
El resto rostros desiguales.
Grito incandescente en
punta solemne garganta.
Km 23
Ciego en la huella.
Lentamente la extensión se ilumina.
Por los ventanales emergen
simétricos instruidos maratonista.
Hubo otros inviernos y
más dulce el vino.
Hubo otros inviernos y
otro suelos perfilados.
Enigmáticas palabras…a tal
ligereza todo es incoherencia.
El sol puntea centellean
las solapas de los visitantes.
Km 24
Se fuga escalando el viento
descubre el fuego sometido.
Ahora la hoja es piedra
la fuente aún lejana.
Navegante de cavilaciones
purificando el ahora.
El infinito posee máscara
la poesía melodía en la brisa.
km 25
Tormentosos verbos líquidos.
Sediento recalando en evocación.
Nebulosa fantasía de borbotones
de manantiales pezones.
La sangre se alimenta de fibras
de rocas calientes
en todo este recorrido el rio está presente
y mi cuerpo en constante custodia.
La inercia la precipita
mi imaginación a la deriva.
Pertenezco al aquí
al ahora este presente frio
vestido de chambergo.
Km 26
Calla mi boca
gritan mis fundamentos.
De noche intimará mi faringe
por mis pies.
El tiempo cuantificable.
El aire por los poros ingresa.
Aquilato mis ideas
desde el silencio crispado.
A los gritos ambivalentes.
Todo es movimiento aquí.
El azar en el arte.
Mis uñas piden ser enmarcadas.
Las palabras moldean los cuerpos
con firmeza con cadencia.
Súbitas almas acompañan
la basta paciencia.
Km 27
Oprimido mi yo real.
Un puñado de arena
me enmarañó con hojas muertas.
Desconcentrado perturbado por
arrogantes poemas en el polvo del olvido.
Aun de pie aun ileso
escaneado señas reveladas.
Amables carcajadas e irónica comprensión.
Soy un hombre pequeño
la naturaleza a la vista presente.
Más cielo frente a frente.
km 28
El sonido a nada atrae mi nombre
una vez mas no me detengo a escucharlo.
Hay van los nuevos náufragos
de piernas impalpables
de espasmos abdominales.
Abandonados por la resaca
maderos de músculos a metros
la playa de estacionamiento.
Oigo el eco de quejidos.
Oigo el pedido de agua.
Los verbos aumentan su intensidad.
No me atrevo abrir la boca.
En silencio canto Ciao…