rodulfogonzalez

VĂ“RTICE

 

                                                                                                                

            Caigo  en trance de vórtice, amada, embriagador vórtice, subyugante vórtice, cada vez que tus húmedos, tentadores y trémulos labios se posan sobre los míos, ásperos y huérfanos de sensualidad.

            Caigo en trance de vórtice, amada, cada vez que nos abrazamos y mi cuerpo todo se confunde con el tuyo y tu cuerpo todo se confunde con el mío.

            Tú no mes ves, amada, porque es un torbellino íntimo, que sólo yo disfruto, un trompo que da vueltas en mi mente hasta que al perder su impulso cae irremediablemente al suelo.

            Vórtice que sólo la fuente nutricia de tu amor produce y, brevemente, hace estremecer dulcemente cada fibra de mi cuerpo, hueso o carne.

            Ráfaga de amor que sólo tú, amada, me proporcionas con tus besos y tus abrazos.

            Torbellino de amor que sólo tus mimos y caricias, amada, tienen el don único de inducir para que me crea caracol o el agua del embudo que en la Mitad del Mundo cambia su trayectoria según el hemisferio donde se le coloque.