No cierres los ojos amiga mía,
No alces tu alma al cielo querida,
Estoy aquí a tu lado, noche y día,
Y para ti, entrego mi alma enlucida.
No busques en otros mares algo supremo,
No mires en otros bares a otro caballero,
Mira más cerca tuya, ignorando al extremo,
Y sientas que a ti, mi alma, es por entero.
Si te apartas de mí, más lejos que un pensamiento,
Puede que no lo sientas, al final, es mí tormento,
Y quedándome callado, verás que un sufrimiento,
Cabe hasta en la distancia de un solo momento.
No quiero la mitad que podrías dedicarme,
Quiero algo que se pueda conquistar,
Algo que no se desvanezca como el tiempo,
Y que tú, estés dispuesta a entregarme.