El ratón se comió el queso,
era luna menguante, salió
y le dio un mordisco.
Luego de paso a su cuevita,
se bañó. Hacía tiempo que
no lo hacía en el mar,
estaba un poco fría el agua.
Sin embargo no lo había hecho
en el verano.
Y para este ratoncito
la playa no tenía calendario...
Al salir del agua se puso al
sol ¡estaba tan lindo!, que
le cantó una canción de cuna
a sus críos, que pacientemente
lo esperaron en la duna.
Cuando papá ratón y sus pequeños
quedaron secos, se frotaron cola con
cola y se dieron unos besos.
Eran muy dulces, cruzaron la calle,
esperaron que pasaran los coches.
Algunos conductores no se fijan
cuando manejan, que los ratoncitos
también están y se los puede aplastar
y ellos tan contentos al volante...
Cuando dieron la vuelta a la esquina
un joven encapuchado, los corrió tirando
piedras...
El papá ratón tomó un atajo y llegaron
de un solo brinco.
Y le dijo-cuidado hijos míos que ahora
las vacas están más caras y corremos
peligro nosotros.-