Sé como la hoja que ya seca cae al río...
Déjate caer, suelta ya esa rama de árbol verdío,
mojáte en sus aguas, fluye en la corriente,
vuélvete cascada, ¡únete al torrente desmedido!
No le tengas miedo al cauce
aunque torne en lo desconocido,
aunque de dolor la herida sangre
y las lágrimas se vuelvan cuchillo.
Enfrenta con valor la fuerza del afluente,
por más que su curso te sumerja en remolino,
de pronto volverás a ver la suerte
con que te ha llevado el caudal a destino.
Nunca intentes detener la plétora del agua
que en la vida erudita se va aprendiendo
pues si así decides soberbia frenarla
condenada estarás a existir en un suicidio.
¡Así pues sé como la hoja que ya seca cae al río!
H. S. S.