¡Se regalan sonrías! decía el letrero
La gente pasaba y se seguía de filo.
Desconfiada seguía su paso,
Pero sin dejar de mirar atrás,
-Quizás curiosidad-
¿Quién podría regalar sonrisas
al paso a gente sin conocer?
-Era increíble-
no se detenían a coger una sonrisa,
pero lejos especulaban y miraban
a ver quien lo hacía.
Era un niño pequeño morenito,
¡tan sólo un niño!
de esos que a veces pasan inadvertidos
todo sucio, chamagoso
sólo él se encontraba en el lugar
con lágrimas en los ojos
-¡cómo una sonrisa podía regalar!-
Pasó un buen rato y la gente
seguía esperando
entre la muchedumbre,
un señor se acerco
y la mano al niño le dio
el niño aún con sus lágrimas en los ojos
una bella sonrisa le regaló….