Sonrisa, te haces esperar,
no llegas,
no alcanzo a descubrir tu rastro.
Estoy impaciente por verte
en tantos rostros
en las piedras del silencio
y en las hojas que caen a la tierra.
Sonrisa de los colores,
¿No enciendes la yesca de alegría?
¿Por qué retienes tu presencia
en el semblante de los niños?
Y ahora, te vas callada
absorta y distante, sin comprender cómo
un hielo detiene tu cascada
y ni siquera la vista del águila
percibe la huella de tus pasos.
Sonrisa diminuta,
¿Acaso te has ido al reino de las hormigas?
¿Me darás una sorpresa, cuando
mañana, al despuntar el alba,
cante un pajarillo?