Derrotada la belleza
de los fieles sentimientos
se hace un nido en la garganta
para transformarse en cuento.
Tambaleando, malherida
acojonándose en mi vida
se aferra a su paciencia santa
esperando su partida.
Y ya que es mi naturaleza
ser de lentos pensamientos
voy a unirte a mi fogata
la que encenderé por dentro.
Para que de las cenizas
que quedaran de tus huesos
broten cálidas semillas
dueñas de otros sentimientos.