Como una sombra
por la calle afligida
se va arrastrando con penuria
la silueta mustia de la tarde aburrida.
El perfil ensimismado
de los caminantes
va deshojando el tedio
con la mirada fija
y con el paso rezagado
por la lenta vereda.
Luna...
Tarde...
y melancolía...
Con el cantar lánguido
del último pájaro indolente
y el cansino silbar
de algún caminante que pasa
se va yendo el día.
Camina en silencio el hastío
del final de la última jornada.
Casi como extinguidas
lúgubres campanadas
remotas bocinas
y el último grito de la prensa
se disputan el silencio anochecido.
Las penas del lunes están inmóviles
en la soledad interior
y la eterna nausea
del laberinto existencial
es mas oscura esta tarde
en el vacío del alma.
Los faroles callejeros
se van encendiendo como candiles desganados.
El crepúsculo de la semana moribunda
sopla desencanto
de boletos rotos y de goles errados.
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juan maria