*Quiso la noche tu entraras en mi alma.
Trepas, con tus viriles envolturas
en ríos de mis desembocaduras,
mientras juega, el sol, con las estrellas.
El paso amor no me da otra tregua,
Quiso la noche tú entraras, en mi alma,
mi piel cálida tu sangre fraguara.
Si rompieran piedras no preciso,
¡ O ardieran mis pies cansados en llamas!,
que importa los montes confundidos
por ende, la noche es inconclusa.
En tu piel mística me arrullo,
bebo la miel de tu voz y vivo,
anhelando la noche sin huida,
¡Si es llameante , el rojo vino!.