A mis viejos zapatos
no le quedan suelas
casi ando descalzo
por la estrecha vereda.
A mis viejos zapatos
¡Qué desolación!
de tanto dar pasos
han perdido el tacón.
Mi par de zapatos
fueron muy constantes
con ellos muy grato
caminé bastante.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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