En las horas de luna
se entrelazan las ramas,
de suspiros nacientes.
Hebras de seda, canto en epigramas
Noche -en una tan sólo-,
brotan flores de sauce
bañadas en rocío.
La cálida llovizna que seduce.
Vuelven hojas de otoño,
duerme la luna llena,
quieto ha quedado el río
y la ausencia hizo rocas con la arena.
Sin humedad el viento
tal como las caricias;
el fuego se disipa,
cantan hebras de seda sin albricias.