Amada mía
te pido que nunca cambie se siempre la que yo conocí, siendo joven
en alegrías, tristezas, congojas o sinsabores
siempre vencedora, saliste adelante.
Hoy,
cuando el tiempo camina en busca de recuerdos
que disfrutamos, jugando a ser felices;
tú eras la aurora, yo tu príncipe.
Sobre nosotros, cayeron bendiciones.
La felicidad,
aquella que siempre dura,
ha sido el camino de nuestra existencia.
El sol brilla, buscando a su amante
sólo en la noche, la luna llega.
A ella le encanta ser confidente
para amantes y enamorados.
Tú querida mía, perdiste la cuenta
de las veces que su luz, blanquecina
iluminó tus eróticos juegos
que me dedicabas..
Contigo se vive mejor.
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Florentino.