El sol de verano calienta el aire
y se convierte en remolinos
que hacen girar papelitos,
restos de una carta de desamor
hecha pedazos de tristeza.
El aire juega y rehace las palabras
que pega con retazos de sonrisas.
Las palabras se vuelven dulces
y se convierten en pasión de amor
que son devueltas al remitente
y queda profundamente enamorada.
El sol de verano calienta el aire
y se convierte en remolinos
que hacen girar una carta
que llega al destinatario
con palabras de amor susurradas
con melodía de añoranza y suspiros
que queda suspensa para siempre
y convierte el lugar en mágico paraíso.
FÉLIX MORENO.