Ahora que te vas - lo tengo claro -,
admira cómo caen como hojas
los recuerdos del árbol
frondoso que ambos hemos sido.
En mayo he visto desabrigarse el monte,
y así me desabrigo ahora que te vas.
He querido, sin embargo, en este adiós inesperado,
entregarte este poema por lo que no te he dado.
Ahora que te vas, yo también me voy;
no se a dónde, ello no interesa,
me acompañan la tristeza y un indefinible sabor.
Mas esto será cierto en tu vida y la mía,
tal vez cruce desiertos y parajes inciertos
pero estoy seguro - te juro - llegaré al final;
en cambio, ahora, me entristece pensar
en los obstáculos que has de sortear
y quien sabe exhausta de tanto desafío
quede el cuerpo inerme y eches a volar.
Entonces, acurrucado, cual pájaro sin trino,
cerraré los ojos y echaré a llorar.