El canto del zorzal anuncia el día,
nace radiante el sol sobre las cumbres
y se tiñen de verde las montañas
y emerge del tejado la humareda.
Van llegando manadas de ambos flancos:
hoveros y mulatos ,negros, vayos
serán de Calamarca , Unimgambal
de la Vega de Huaso o de Pampán.
Tras largo caminar entre pedriscos
los cascos despeados por el lodo,
sudorosa la piel y sobre las astas
amarrado va el poncho del arriero.
En medio de bramidos y rebuznos,
Se escucha pronunciar entre otras frases:
“ya pues lo que te digo, está flaquito”
“agarra la platita pues hermano”
-“demeste alguito más pue señor Avalos”
“MIreste quel torito está gordito”.
Al mirar el dinero que hipnotiza,
se rasca la cabeza y lo recibe.
Ya pintaron de rojo las costillas
con la letra inicial del nuevo dueño,
se une a la manada bulliciosa
y a cornadas le dan la bienvenida.
Se comprará con el dinero de la venta
un sombrero de palma para ella,
él sus ojotas nuevas, libra de coca
y botella de alcohol para el camino.
Poncho al hombro vuelve y en las alforjas
Carga la soga como único recuerdo
saca el checo de cal, mira las nubes
y cual Judas maldice a las monedas.
Eugenio sanchez